Palabras para un joven con diabetes por Celeste Olivero

 Pertenecer al mundo de la di@betes nos trae habitualmente momentos felices, solemos decir que «todos los días alguien con diabetes, nos hace sentir orgullosos» y es cierto, sólo que no todos los días lo publicamos. En esta ocasión, le pedimos a Celeste, a quien conocemos hace mucho tiempo y hemos visto crecer hasta convertirse en la  maravillosa mujer que hoy es, que escribiera lo que le gustaría decirle a una chica o chico con diabetes que estuviera por comenzar su vida universitaria o laboral. Les confieso que de hacerlo nosotros, nos hubiera  resultado difícil ser objetivos y no emocionarnos. En su relato Cele tampoco pudo ser objetiva conmigo así que no crean que soy tan genial sino que estoy mirada con los ojos del cariño, lo que viene del corazón no se modifica, así que no  cambiamos ni una coma en sus palabras. Léanlo, por favor, y pónganse alas porque no hay límites.

Hola, Soy de San Luis, Capital, mi nombre es Celeste, tengo 28 años, y escribo para contar un poquito de mi historia a pedido de mi querida Doc, guía y amiga en este largo camino, Dra. Nancy Carreño.

Hace unos años, exactamente casi 8 años, me encontraba estudiando lejos de mi familia, en otra ciudad, y en febrero de 2011 me hago un chequeo, y me encuentro con la sorpresa de que aparecía en mi vida la diabetes, con ella conocí a mi Dra. Quien me explicó de que se trataba todo esto, lo cual ignoraba por completo. Mis padres (como todo padre) con mucho temor, me sugirieron que regrese a mi ciudad, dejando de lado mi sueño… Ser Médica Veterinaria. Ese día, llena de temor, con mucha tristeza y sintiendo que el mundo seme venía abajo y que jamás iba a volver a ser la misma de antes, lloré abrazada a mis papas les pedí por favor que no me prohibieran seguir con mi sueño, sentí que lo único que podía sacarme de ese pozo donde me sentía con ese diagnóstico era seguir estudiando, sentía mucho temor a lo desconocido, pero lo único que me animaba a seguir era estudiar eso que tanto había anhelado.  Después de largas charlas con ellos, y con mi médica, quien me daba clases de diabetes en el consultorio para llenarme de herramientas ante cualquier situación que se me presentara, logré convencerlos de seguir con lo mío.

Más de una vez recurrí a ella con llamadas a distancia y a todo horario, en otras iba llorando a su consultorio, no a hablar de diabetes, si no a escuchar a alguien que además de médica era madre, y podía guiarme como nadie. De allí salía sintiéndome invencible y capaz de todo.

Con el tiempo fui descubriendo lo que me dijo en aquella 1er consulta, a nadie le toca una cruz que no pueda llevar (Hasta el día de hoy me lo repito). Con el tiempo fui entendiendo esto de la diabetes, la importancia de tener constancia y conducta en las comidas para evitar sorpresas, antes de cada examen o ingreso a una cirugía me aseguraba de tener un valor de glucemia que me permita estar unas horas sin comer, y no tener hipoglucemias.

Me choqué con amigos que se informaban, en una ocasión pedí salir de un examen para tomar algo dulce porque me sentía con signos de hipoglucemia, y no me lo permitieron, teniendo que entregar el examen. En otras me tope con profes que comprendían mi situación, amigos que compartieron las coca zero a la hora de las juntadas, que me acompañaban en un buen desayuno, y demás.

Y bueno, cuando todo marchaba casi controlado, (digo casi, porque esto de la diabetes es un trabajo del día a día, hay días malos otros muy buenos), en fin, en ese momento, y ya terminando con las prácticas de mi carrera, sabiendo convivir con diabetes, manejar ciertas situaciones y viviendo sola en todo éste tiempo, apareció un nuevo desafío. En 2016, quedándome 12 materias, quedé embarazada de mi pequeña María Luz, en ese momento una vez más, me sentía sin herramientas, sin conocimiento alguno, y llena de miedos.

 Luego de contarle a mi mamá, la segunda persona a la que recurrí fue a mi segunda mamá en este camino, mi Dra. (Me daban los mismos nervios que cuando se lo conté a mi mamá, no sabia que me iba a decir), y sabes que me dijo? Jaja lo recuerdo textualmente: “Primero, FELICITACIONES!!!, vas a ser una hermosa mamá, Segundo, si venís a San Luis en estos días cércate que vamos a cambiar tu insulina y charlar un poco”.  En ningún momento me transmitió temor ni nada de todo lo que yo estaba sintiendo, y como ya me había demostrado que su palabra siempre tenia razón, confié y fui a visitarla… Ahí me dijo que estaría bueno tener una bomba, pero no pude acceder, por lo que UNA VEZ MÁS… Ahí estuvo, dándome herramientas con las hipoglucemias que iba a vivir… Y tal como me lo dijo… Pasaron. Por suerte también tengo un gran compañero, que se ponía conmigo a contar hidratos cada vez que teníamos que comer, cuidamos juntos, entre mi flia, mi Doc y él a mi peque. Con todo casi terminado me volví a San Luis, porque quería tener a todos cerca en todo momento ante cualquier cosa, mi bebé nació en perfectas condiciones, ella me había dicho que podía tener hipoglucemias si no tenia una glicosilada casi normal durante la gestación, por lo que llegue a medirme 16 veces en un día,

(si, soy exagerada capaz… pero no tenía bomba, y quería funcionar como una. Jaja) Mi bebé nació por cesárea, no por la diabetes, según me dijo el obstetra, fue que era demasiado grande para mi cuerpo, pero por cuestiones genéticas; Ese día la llevaron un ratito a neo para controlar sus glucemias, que gracias a Dios, siempre dieron normales, y luego me la trajeron, hoy tiene 3 años y es la mejor compañera de vida. Por ultimo y para no extenderme demasiado, quería contar que con ella de pequeña tuve miedos increíbles a viajar, a las hipoglucemias al amamantar, y demás, pero nada de eso fue posible porque ya tenía herramientas, con miedos y caídas la vida me demostró que con diabetes siempre se puede… rendi esos 12 finales que me quedaban y hoy logré cumplir mi sueño, soy Médica Veterinaria, y recorri casi todo ese largo camino de estudio con la diabetes, una invitada poco agradable, claro, pero que me demostró que si realmente querés algo, tenes que ir por ello, que podemos tener malos días, llorar y enojarnos, pero no está permitido caerse, desde que tengo diabetes mas de una vez me ha dado miedo contarlo por los prejuicios, pero a su vez pienso, SÍ, tengo diabetes y si algún día alguien quisiera decirme algo de ello, le contaré todo lo que logré desde que tengo diabetes, cada obstáculo se ha convertido en un desafío personal, donde entendí que sí podía ser la misma que antes, incluso ser mejor, porque a aquellos que tienen prejuicios solo les diría que prueben con estar estudiando, viajando o teniendo una hija y pensando en la diabetes, esto no es para cualquiera, asique si te tocó, solo te digo que te animes y que te informes, que de eso depende todo esto, de tener herramientas y saber usarlas, la diabetes no mata, solo nos hace más fuertes y nos prepara para ser mejores cada día, como la vida misma… Y a nuestros padres, solo les pido que nos dejen volar, que confíen en nosotros, que crean y nos apoyen, que del resto nos encargamos nosotros, no nos prohíban cosas porque ahí es cuando sentimos el malestar.

Bueno, espero no haberte aburrido con mi historia, muchas veces estamos cansados de todo esto, no es fácil, tomate el día, deja todo de lado, permitite enojarte, llora y volve a empezar…  que lo grande se construye día a día y ver todo lo que lograste con esos esfuerzos, te juro que vale la pena. No bajes los brazos y anímate a cumplir tus sueños, la diabetes está, pero vos no sos la diabetes, vos sos una persona como cualquier otra, con proyectos, sueños, fuerza y una compañera especial que solo está, dale la importancia que merece pero no lo es todo.

Gracias mi querida Doc por éste espacio, y por animarme siempre a conquistar mis sueños! Te Quiero mucho!

Cualquier cosa que quieran contactarse conmigo tal vez solo para charlar, les dejo mi mail: mceleolivero@gmail.com. Saludos

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